jueves, 7 de abril de 2011

La pregunta del millón: ¿qué necesitás?

Se me ocurrió pensar un poquito en la gran confusión que se arma cuando no ponemos filtro a lo que pensamos respecto de las necesidades propias y ajenas.

Un perogrullo que lleva a demasiadas metidas de patas.  De una/o con los demás y viceversa.

Y todo está en la falta de comunicación y en la suposición de que nos conocen y los conocemos y de esa forma se puede anticipar el comentario o la acción.

Por un hecho x  me detonó el pensamiento: mis necesidades no son las tuyas.
Y también pensé:  y tus necesidades no son las mías.

Entonces qué nos hace confundir y en lugar de preguntar: qué necesitás?  lo suponemos y embarramos la relación?

O viceversa: suponen y nos dan o nos dicen lo que creen que estamos esperando y necesitando, cuando en realidad si hicieran la pregunta del millón todo sería simple y fácil.

Será porque hay muchas necesidades que todo el mundo comparte: comer, beber, dormir, abrigarse en invierno (aunque hay gente que se abriga mucho y otras menos), etc.? y eso confunde y nos hace parecer que si nos conocemos, también conocemos a los demás, y les damos lo que nosotros creemos que necesitan?

La pregunta del millón:  qué necesitás de mí? o qué necesitás? se pondrá de moda?